Duro de Matar IV, una película protagonizada por Bruce
Willis (2007)― cuando parte de lo que se está viendo muestra, por
ejemplo, un centro financiero, un laboratorio científico o actividades
de la industria cinematográfica. Por el contrario, no muchos habrán
observado varios monitores por computadora en las tareas habituales que
se llevan a cabo en las casas y en las empresas. Hasta ahora, al menos.
La utilización de computadoras con varios monitores no es un
fenómeno reciente. Es posible que muchos lectores lo hayan comprobado en
las imágenes que presentan la televisión y el cine ―tal sería el caso
de
La literatura a la que tuve acceso, la mayor parte de la cual fue
publicada en los primeros años de este siglo, se refería por lo general a
los aspectos técnicos que posibilitaban trabajar con una computadora y
dos o tres monitores. Se mencionaba, por ejemplo, el hardware necesario,
cómo instalarlo, las distintas marcas y sus respectivos beneficios e
inconvenientes, los costos asociados, el tamaño de los monitores y el
espacio que habrían de ocupar. Daba la impresión que se mezclaban,
sutilmente o no, discusiones técnicas con campañas de marketing.
¿Para qué querríamos dos o tres monitores? Un autor señaló lo siguiente:
Existen dos buenas razones (además de tratar de impresionar a amigos y compañeros de trabajo) para trabajar con una computadora y tres monitores. La primera se refiere a una mejora en la productividad como resultado de tener más ventanas abiertas en forma simultánea. Todos los que utilizan dos monitores conocen los beneficios de dedicar uno de éstos a las aplicaciones de correo electrónico y el otro al buscador de Internet; o uno a Photoshop y el otro a las barras de herramientas y de control.
La segunda razón señala que si bien el agregar un tercer monitor no es un salto tan grande como pasar de uno a dos, seguramente es útil. Permite, por ejemplo: a) tener una ventana de Explorer abierta, quizás también con una aplicación simultánea de mensajes instantáneos; b) dedicar la pantalla central al trabajo que se está haciendo en el momento, tal como navegar en Internet, trabajar en Excel, escribir en Word o editar en Photoshop; y c) mostrar en la tercera pantalla lo que uno mira cada tanto, como ser correo electrónico, transferencia de archivos o una ventana secundaria con otro buscador en la web. (J. Cross, Seeing triple with theMatrox TripleHead2Go. ExtremeTech.com. Nueva York: 17 de abril de 2006)
Un artículo publicado en The New York Times global edition (M. Richtel, In Data Deluge., Multitaskers go to Multiscreens,
7 de febrero de 2012) contribuyó a sacar la discusión del mundo de los
especialistas y llevarla al público en general. El artículo comenzaba
describiendo lo que tal vez muchos lectores hayan experimentado; esto
es, que “quienes trabajan en la era digital se sienten a veces como si
estuvieran en medio de un videojuego, luchando contra un aluvión de
mensajes instantáneos y electrónicos, haciendo malabarismos con
documentos, sitios web y calendarios online. Como consecuencia, para
hacer frente a esta situación se han vuelto muy hábiles en el manejo del
mouse y se mueven entre docenas de ventanas superpuestas en un único monitor”.
El artículo mencionó que la nueva y creciente táctica para manejarse
con semejante cantidad de información consistía en agregar un segundo o
tercer monitor y recordó que mientras que en 2011 se vendieron 179
millones de monitores en el mundo, el número correspondiente a
computadoras desktop fue ese año de sólo 130 millones. También
dijo que, según una organización especializada, los monitores se están
agrandando. El monitor “promedio” vendido en el mundo era de 21
pulgadas, mientras que en 2007 era de 18.
No todos comparten la opinión de que varios monitores aumentan la
productividad. “Esto no es fácil de medir o probar porque depende del
tipo de trabajo que se haga y de si es necesario mirar constantemente
los múltiples flujos de información”. Por el contrario, “el multitasking
(1) puede afectar la productividad porque la gente interrumpe sus
pensamientos al mirar varios monitores en lugar de concentrarse en una
sola tarea”. Claro que otra manera de aumentar la productividad es
disminuir el aluvión de mensajes electrónicos. Según informa A. Gallo (Stop Email Overload.
Harvard Business Review Blogs, 21 de febrero de 2012), una empresa
inglesa se ha comprometido a prohibir para 2015 los mensajes
electrónicos internos, mientras que Volkswagen en Alemania ha accedido a
no enviar mensajes electrónicos a ciertos empleados después del horario
de trabajo.
Los próximos años dirán si el uso de dos o tres monitores se ha
popularizado y si el hecho de utilizar uno solo se convertirá en un
hábito anticuado. También, si varios monitores a la vez afectarán la
salud. Un autor contó que “el problema de utilizar dos monitores fue que
mi cuello me comenzó a doler de tanto mirar hacia delante o hacia la
derecha. Pensé que con un tercer monitor a mi izquierda movería mi
cabeza en varias direcciones y así evitaría cualquier dolor. Tenía otra
opción: dos monitores juntos delante de mí; pero no me gustaba la idea
porque mi campo visual natural, directamente delante de mí, habría de
desaparecer: siempre habría de estar mirando ligeramente hacia la
derecha o hacia la izquierda”. Tal como señalan los especialistas, el
esfuerzo que realiza la vista en estos casos es uno de los daños más
comunes que sufren los knowledge workers.